Desde diosas paganas hasta figuras sagradas monoteístas, la rosa ha encarnado por milenios la energía femenina divina como amor, creación, protección y trascendencia espiritual.
La mirra encarna la energía femenina en su faceta más profunda: vida y muerte, amor y dolor, cuerpo y espíritu. Su uso en rituales de transición (nacimientos, muertes, iniciaciones) la convierte en un puente entre lo humano y lo divino.
El incienso trasciende culturas y religiones como un elemento de elevación espiritual, protección y conexión con lo sagrado.
El cuarzo transparente es una piedra universal, un pequeño fragmento de eternidad capturado por la Tierra: su estructura perfecta vibra con el pulso del planeta, y durante milenios, culturas de todo el mundo lo han elegido para simbolizar claridad, conexión y energía pura.